lunes, 14 de mayo de 2007

Restos de noche

Soñó imágenes
abstrusas
cuyas recónditas simbologías
remitían al desamparo.
Menudos de pollo para los hambrientos
y ropa de algodón, sin mangas,
en medio de un frío polar.

Despertó rastrillada por la luz
que entraba fileteada
a través
de las ranuras de las celosías.

Los dientes
soldados
por la fuerza con la que presionó
uno contra otro
los maxilares.

La nuca tirante,
los nudillos trabados,
los omóplatos salientes
como muñones de alas.
El cráneo astillado.

Rearmarse.
Desmalezar el dolor.
Encastrar las piezas del esqueleto,
una por una.
Ajustar las clavijas
que articulan el sentido
de un cuerpo a la intemperie.
Salir a la calle
a dejarse perforar
la piel quebradiza.

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