sábado, 24 de marzo de 2007

Shabat Shalom

Hubo un tiempo en el que mi familia podía encuadrarse dentro de la definición clásica de “judíos de clase media, intelectuales y militantes de izquierda”. Los amigos que frecuentaban la casa eran escritores, filósofos, psicoanalistas. Comíamos asados en la quinta de Maschwitz, comprábamos la carne y los chorizos en lo del negro, el jamón crudo en lo de Miky y el helado en lo de Conty. Nos explicaban, en términos claros y sencillos, (éramos niños) por qué estaban en desacuerdo con pagar la deuda externa y nos llevaban a cococho a las marchas en Plaza de Mayo, encolumnados detrás de la bandera del PI y cantando a voz en cuello “el que no salta es un militar”. Leíamos todos juntos el Nunca Más, hablábamos de justicia social y de la revolución cubana.
Ahora, todo se pide por teléfono a “Open Kosher”. Sobre la mesa larga del comedor, se despliega el mantel fino y se acomodan el juego de mesa inglés, los cubiertos de plata, las copas de cristal, el salerito labrado, la jarra de agua (no la botella de plástico Villavicencio: horror) Se invita a los “amigos” de la “comunidad” a la cena de shabat. Con ellos, después de bendecir el vino, el pan y las velas (con las palmas vueltas contra la llama violácea), se hace camarilla, se transan acuerdos, se elaboran zancadillas, se reparten migajas de poder (migajas rancias de tupperweare). Se defiende la política de Israel, se denosta a los intelectuales de izquierda –todos antisemitas-, se bromea acerca de si la comida turca es más rica que la rusa, se comenta mucho sobre lo último que vieron en el cine. Hoy, por caso, una rubia tonalidad 04 de Loreal comenta que “hace un año y medio que no voy, pero me veo todo en DVD, me los compro truchos, porque, viste, una dice, a mi me importa la ética y todo eso pero después vas a alquilarlo al videoclub, ¿viste? que queda en Las Heras y Pueyrredón, y te dan uno que me parece que es trucha y al final, para eso vas y te lo comprás vos. Qué linda miss sunshine, me encantó ¿a vos no?” (Paralelamente se está desarrollando otra discusión de alto contenido cinéfilo. La escucho a Madre, no sé a raíz de qué, decir –con esa voz prístina e inconfundible de diva de prime time- “El Padrino es la biblia del cine”). Mientras tanto, desde el otro rincón, Loreal continúa con el listado de últimas adquisiciones –tres por diez pesos, una ganga- entre las que se cuenta “una que es una porquería atómica, no sé si la vieron Cara de queso.” “Ahhhhhh!!!!!” Salta Madre, que atina a escuchar las últimas palabras y no puede perder la oportunidad de resaltar algo que –ella cree- es encomiable y digno de alabanza sobre alguno de sus hijos: “la película de Wino!!!! Es INTIMO amigo de mi hijo!!!!!” (Nunca hay que dejar de mencionar a algún famoso que conozcamos; Madre también apunta, en otro momento, que fui compañera de cursos varios de Claudia Piñeiro). Loreal (Olvido mencionar su atuendo: camisa de algodón gris en cuyo pecho se incrusta un conjunto de tachuelas que forman una especie de pechera plateada y mangas de las que sobresale un retazo de tela cual si fueran las alas de un murciélago), expone su opinión sobre el film: “Nos deja mal parados. Es antisemita. No somos todos así. La escena esa, por ejemplo, en la que la shikse duerme en un lavadero de dos por dos... yo fui toda mi vida a Venado y no era así” ¿La qué? –éste es mi hermano que pregunta, indignado- “La shikse. Si vieras cómo vive en mi casa. Está mejor que yo”.
Basta para mí, basta para todos. Salgo con mi copa de vino al jardín y los miro desde lejos, a través del arbusto del cantero, recortados por los cuadrados de la ventana de vidrio repartido que da al comedor. Gracias a Dios, al Dios que respeto y por el cual brindo y bebo el vino dulce de kidush, no los escucho más.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

No se si será casualidad pura, sincronicidad o simplemente nada, pero le acabo de ¨postear¨ una carta a mi hermano y me llamó la atención la hora y lo ¨familiar¨ del asunto.

ERLAN dijo...

Me gusta que un personaje lo presente como "una rubia tonalidad 04 de Loreal". Y me gusta su humor. Cuando yo era chico no decía (ni aún digo) "cococho" sino "turucuto".
A mí no me llevaban a cococho sino a turucuto, ¿se entiende? ¿De dónde salen esas palabras?

Anónimo dijo...

Ay, basta e Prats, Prats, Prats en toas pertes. Ben sabio es que no soy la amnstradora e este blog. Pero creo que descubrí porqué tengo tanta negacón hacia su persona. Hablás gual que todos mis ex, Prats (y mire en el blog qde quén lo digo), e todos los que alguna vez me hicieron o hze sufrr.
Te llevariás de pelos con mi hermano, como casi todos ellos. Pero no, ya estoy en otra etapa. Basta de Pratses ¨hasta en la sopa¨ (hablano e eso, leyó lo del colega suyo).

Anónimo dijo...

Ah. y no soy yo la iletrada (por Dios!, no), es el teclado.

Anónimo dijo...

Si, Lu. Es evidente que su teclado es un iletrado. Por lo menos respecto de la letra d.

ERLAN dijo...

¿Sus ex novios también decían "turucuto"?

Anónimo dijo...

No que yo recuerde, Prats.
Pero ellos eran unos ¨turucutos¨.

fpz dijo...

Gran crónica de hostigamiento familiar. La leí en mode Enrique Pinti ON -300 palabras por minuto- el efecto atormentador crece notablemente.

Anónimo dijo...

EXELENTE!!!!!!!!!!!!!!!
saludos
wino