domingo, 25 de marzo de 2007

Partida (en) dos

Primero tuvo que abrir los párpados y luchar contra el candado de sopor, herrumbrado por tantas horas de insomnio. Se levantó y preparó el desayuno. La hija lloró porque primero la leche y después los cereales, y no al revés, y se mordió el brazo, imprimiendo la huella de sus propios dientes incrustados sobre la piel blanca. La madre entre abrazos uterinos y caricias intentó diluir el grumo de miedo sedimentado entre los engranajes de la mañana. Respiraron al unísono durante un momento protozoario. Se independizaron. Escucharon música. Pintaron con acrílicos sobre paspartout. Llenaron la bañadera y desprendieron con jabón y esponja vegetal las costras de pintura que habían quedado depositadas en manos, brazos, piernas. Después llegó el padre que se llevó a la niña. La madre salió a la calle. Esperó el colectivo. Se trasladó hasta la clínica en donde su amiga había parido a su belleza hija. Su hija milagro. Su hija ruego. Permaneció unos instantes frente a las dos criaturas, todavía casi una, y se despidió. Volvió caminando. Mientras el sol se ponía, su cuerpo cruzó la ciudad como si fuera un contorno filoso que rebanaba el mundo, abriendo un hiato entre las cosas y ella, entre la gente y ella, entre el mundo y ella, entre ella y ella.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

ke lindo!

Anónimo dijo...

Gracias, risueño. Usted es lindo.

Nurit dijo...

Los domingos es un dia particularmente propicio para el insomnio, varias lo padecemos....
pd: veo que agregaste a la pavada de costado...

Anónimo dijo...

La pavada se merece un puesto en la listita de vips. Si.

ECADEQUEIROZ dijo...

DOMINGOS DE BRUMA


ECA.

Anónimo dijo...

Postèe, poestèe, postèe tìa postèe.