sábado, 21 de julio de 2007

Maldita sea

Pasar una noche de largo. Recostada, ensayar todas las posiciones posibles, un especie de kamasutra del insomnio. Recorrer la superficie del colchón, como la aguja del reloj, hasta dar con los pies en la cabecera. Enredarme entre las sábanas, prender la luz, leer (un minuto y medio: los ojos ahí si se cierran frente a las letritas que bailan, traviesas, como termitas diabólicas, royendo –si: royendo- el papel, mis pestañas). Apagar la luz ( y ¡plic! Ojos como dos escarabajos again) respirar, omm, escribir mentalmente obras maestras, estrujar cada-uno-de-los-motivos-por-los-que. Sacarles el jugo: odiarme, sentir vergüenza ( ¿por qué hice aquello? ¿soy tonta? ¿cuánto más? ¿hasta cuándo? Si hubiera dicho, si no hubiera hecho...) Hacer cuentas, cálculos, listas de llamadas pendientes. Respirar. Omm. Contar ovejas (a quién demonios se le habrá ocurrido y luego difundió semejante sistema ridículo e inoperante como si fuera a dar algún maldito resultado). Por qué yo. Por qué no yo. Por qué a mi. Por qué no a mi. Contemplar la paleta cromática de las horas, y discernir cada tonalidad de un instante específico, a medida que la luz empieza a teñir el aire. Dormir cuando ya es pleno día. Media hora antes de que la niña aparezca con su oso colgado del brazo, el vaso de agua en una mano, la cabeza despeinada, los ojos chiquitos y diga: tengo hambre quiero tomar el desayuno. Ommm. Ommm. Ommm. Calentar leche, tostar pan, untar manteca. Un día nuevo comienza: collage, témperas, pinceles (y estamos, técnicamente, a dos días de las benditas vacaciones de invierno: diversión a granel).

Ahora la niña se fue. Leve desazón, desconcierto, incomodidad: difícil soportarme.
La
soledad
es
un
papel
de
calcar.
Ahora, un poco fuera de mi (¿no se trata de eso, acaso? ¡Fuera! ¡Fuera! ¡Fuera de mí! ¡A cucha!) escribo así, cualquier cosa, lo que sale, como si se tratara de esos trucos de magia en los que el mago saca de su boca un pañuelo multicolor, en apariencia infinito. Desprolijo. Poco esmerado (le robo la frase a ) No me importa. No quiero que me importe. Total, que ahora me voy a dormir la siesta.

10 comentarios:

Old Girl dijo...

Lindo, lindo, lindo.

Pol Capillas dijo...

Es muy lindo el post y es muy feo el insomnio, pobre V!. Paciencia, el tiempo, ya le dije la otra vez, el tiempo se encargará y nos cargará a todos por igual.
Beso de buenas noches.

ERLAN dijo...

Buena imagen la de royer el papel.

Anónimo dijo...

Muchas gracias Old Girl. Se la extrañaba por acá. Y a usted también, Pol (no saben la siesta que me mandé, uf.) Prats: Yo diría más bien roer ¿no? La imagen se la dedico austed.

ERLAN dijo...

Gracias por la dedicatoria, V. Pero me gusta el verbo royer, aunque no sea correcto. Es como Royer Federer. Royer Rabbit. Royer Moore. Royemos con todos ellos. Royemos al señor por este blog, para que siga royendo. Y me voy a royer la seda, y el pastel de papa, que se me está quemando.

Brian Jones dijo...

Guarde una noche de imsomnio para venir por aca!

Anónimo dijo...

La sincronicidad que siento a veces cuando la leo, es como si tuviésemos una percepción
unívoca (a diferencia de que sus fotos son mas nítidas y profesionales).
Recién miraba fotos de niña. Recordé la experiencia inagotable de impunidad infantil (no puedo evitar asociarlo con el estadió dionisíaco -no por eso tan placentero).
Intenté ponerme el papel de adulta, como tantas otras veces. Pero al ver la propia infancia en una foto es como si ese momento si hubiese congelado y el presente fuese una deformaciónde ese pasado, o a la inversa. Gran ironía.
Y lindis post.

Anónimo dijo...

Ni lo dude, brian. Ahí estaré. Sobri: sin dudas que sí hay algún tipo de conexión (¿sincrónica o diacrónica? se la dejo picando). Y lo de la nitidez y/o el profesionalismo... no creo que sea así, en todo caso habrá que atribuir cierta ¿madurez? a los muchos años que le llevo (si usted es una niña, nomás!)

Nora Fiñuken dijo...

muy bueno, me gustó esa imagen de recorrer la cama como si fueran las agujas del reloj, a mi cuando no puedo dormir me parece que el tiempo se me hace más concreto

Mauricio Rey dijo...

Guauuuuu...pintaste un cuadro fantàstico.Suele pasarme lo mismo,la cama es un lugar donde uno se pregunta desde cosas "importantes" hasta estupideces eh.Eso sì,hay una diferencia,yo no tengo una niña que quiera tomar el desayuno.Tengo sì,a èsta insoportable fiaca que me ata a la cama,y que a veces no me inspira para nada.Besos.Mauricio.