martes, 10 de julio de 2007

puntadas sin hilo

Como un juego de péndulos que se empujan unos a otros, las palabras encuentran su propio ritmo, sosteniéndose entre sí, a salvo del abismo. Hasta que un mínimo desajuste se produce y la membrana invisible que recubre a las cosas -el nombre- como un envoltorio crujiente de celofán, delgado como el agua, se desprende. El sentido, entonces, cae en el tragaluz del tiempo. En la cuchilla danzante del fondo de la licuadora. Ahí sólo hay trozos. Trazos. Miembros rebanados. Extremidades viscosas.
El miedo se desliza por la boca como una serpiente. Anuda las cuerdas vocales. Suspende el grito. Se instala en el fondo húmedo y cavernoso de la garganta, ahogado, describiendo en su recorrido la anatomía del horror.

8 comentarios:

Pol Capillas dijo...

Que bueno, celebro cuando la tendencia depre deja paso a la poeta!
Saludos
p

Vir dijo...

Chin-chin, Pol. Gracias.

ERLAN dijo...

Notable

Anónimo dijo...

cuántas metáforas, cuántas comparaciones, qué riqueza léxica!

Vir dijo...

Muy amable, Prats.

en las avenidas de la muerte dijo...

Al parecer manejas el uso de nuestro idioma como pocos. Tal vez por eso seas una excelente poeta. Yo soy un simple error que se eleva como esa "anatomia del horror", tal vez por eso sea un propotipo de la locura. En todo caso es muy bueno lo tuyo... ok me voy a descansar el exceso fisico destruye mis neuronas y solo contimo los poemas con mi ordinaria locura.
bye

Anónimo dijo...

Guau. ¿No será mucho? Todos somos errores-horrores. O algo así. Gracias.

H de K dijo...

V. Cerré el blog. Los dos Blogs. revise su email.