Una artista de la humillación
Una artista de feria. Enjaulada. Al fondo de todo. Sentada con la cabeza entre las piernas, acomoda sobre el piso de tierra una letrita detrás de otra.
Figuritas, formitas, volcanes, remolinos, ovillos, torzales que se enroscan.
No es una persona.
Es algo, una cosa. Nudavida.
Detrás del vidrio astillado, se la mira con apática curiosidad, casi con indiferencia.
Una silueta agrietada a través de las nervaduras del cristal resquebrajado. Algo sobre lo que se deposita la mirada durante unos segundos y luego se olvida.
Ensaya piruetas. Practica malabares. Acrobacias. Pasos de baile.
Las zapatillas de punta raídas.
El tutú sucio y deshilachado.
Se abre de piernas y sonríe. Exhibe las costuras de su boca. Hace reverencias ante una moneda o un escupitajo. Pone lo mejor de sí.
Raquítica y desesperada, cruje como una cucaracha aplastada cuando le dan la espalda.
4 comentarios:
Llegue de casualidad, pero me impresiono el alto nivel de tus relatos. te admiro.
No! ¿De verdad? Caramba, gracias. Los caminos de la internet son insondables.
Cada post mejor que el otro. Aguante ex. Aguante Latia (en vez de Lachica, Latía). Ja, mi sentido del humor, en fin. Siga nomás.
Aguante(mos),sobri. Qué lindo que me visite.
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