lunes, 12 de febrero de 2007

Y van...

¿Cuántas noches amordazada por el insomnio?
Las hojas del árbol que se yergue desde el patio, planas como peces, nadando sobre el techo de vidrio, producen extraños chillidos movidas por el viento.
La imposibilidad de nombrar la muerte adopta distintas formas: la madera que cruje, las figuras recortadas por haces de luz en medio de la sombra, el quejido de una persiana que se cierra a metros de distancia, el rumor de los autos, el sonido metálico de una llave en la cerradura de un vecino trasnochado. Encarnaciones del miedo. Casi sumergida en la profundidad del sueño, muerdo el anzuelo y me dejo arrastrar hasta la superficie de la vigilia. Una y otra vez. Temblorosa y exhausta, dando coletazos, boqueando anillos de aire, espero las primeras irradiaciones del día.

5 comentarios:

Pol Capillas dijo...

Seguramente somos unos cuantos que velamos porque tengas un buen sueño.
Igual creo que no siempre se tiene muchos amigos, si no unos pocos y buenos.
Por mi parte que duermas bien

Anónimo dijo...

Prendan, prendan velas para que no me desvele!!!! Gracias, amigo Pol.

Nurit dijo...

Yo sufro de insomnio terrible los domingos, este creo que sólo dormí una hora, y en el trabajo funcionaba como una especie de zombi.

Anónimo dijo...

Ah, si. Los domingos son terribles.

Pol Capillas dijo...

Ya no tan terribles, volvió FUTBOL DE PRIMERA.